DAVID HUME

 

DAVID HUME (1711-1776) EMPIRISMO

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

El empirismo busca determinar con exactitud el alcance y los límites de la razón humana, para asegurar un uso adecuado de la misma, determinando qué tipo de conocimientos están a nuestro alcance y cuáles no. Como buen empirista, y, a partir de un análisis del entendimiento humano, Hume afirma que todo contenido de la mente proviene del contacto de los sentidos con la realidad; es decir, aplica el principio empirista, según el cual todos los contenidos de nuestra mente proceden exclusivamente de la experiencia y de ella dependen.

En este análisis del entendimiento humano, Hume llamará percepción a todo acto o contenido de la mente. En este sentido, todo lo que podemos sentir, desear, pensar e imaginar son percepciones.

Ahora bien, podemos distinguir dos clases de percepciones, según el grado de fuerza y vivacidad como se nos presentan dichos contenidos (y el mismo orden en el que aparecen).

1. Impresiones: percepciones intensas, inmediatas y precisas, datos inmediatos de la experiencia, que pueden ser de
2. sensación: procedentes de lo sentidos externos (objetos sensibles: color de una pared, tacto, formas, calor, etc.)
3. reflexión: procedentes de los sentidos internos (operaciones internas de la mente capaces de captarse o percibirse a sí mismo: agrado al dar un paseo, deseo, aversión, miedo, esperanza, hambre, sed, etc.

 

1. Ideas: son copias de las impresiones, menos intensas, más débiles e imprecisas, copias derivadas de una impresión (cierro los ojos y recuerdo el color). Una idea es derivada siempre de una impresión, pero no al contrario. (Para explicarle a un niño el color rojo, antes le he de mostrar el color rojo).

Tanto  las impresiones como las ideas pueden ser:

1. simples. Ideas, procedentes de impresiones simples: rojo, cálido, etc.
2. Ideas, que proceden de una impresión compleja: manzana, mesa,  ciudad, etc. producto de combinación de impresiones simples que tiene lugar en nuestro entendimiento)

Una vez que la mente recibe las impresiones, puede activarlas mediante dos mecanismos:

• la memoria, que conserva las ideas en su orden y posición;
• y la imaginación, que combina ideas simples para obtener ideas complejas.

Así, la combinación de ideas es fruto de la imaginación que puede agrupar ideas de dos formas:  una, natural (siguiendo unas reglas de asociación – árbol), y otra arbitraria (sin ningún orden establecido – centauro).

Todo esto presidido por la afirmación de que si no hay impresión, no hay idea.

Leyes de asociación de ideas:

Las ideas no están desconectadas en la mente, sino que cuando la imaginación actúa naturalmente se rige por unos principios o leyes de asociación:

• Semejanza: se unen dos ideas cuando son parecidas (una pintura nos hace recordar al original, un desconocido al que veo por la calle, me “conduce” o recuerda a un personaje famoso).
• Contigüidad en el espacio y en el tiempo: se unen dos ideas que están próximas (la idea de un lugar, me recuerda otro próximo a éste, un determinado olor me evoca un recuerdo del pasado).
• Relación causa-efecto: la mente tiende a unir con una relación causal las ideas que se correlacionan (si pienso en una herida, recordaré, tendré una idea del dolor que me produjo, si vemos fuego, esperamos tener la impresión de calor).

 

Las ideas, por lo tanto, son el contenido fundamental de la mente, ésta aparece como un espacio en el que tiene lugar el conocimiento. Hume introduce como criterio de verdad de las ideas, el principio de la copia: una idea es verdadera cuando le corresponde una impresión sensible. Si no se encuentra una impresión para relacionarla, entonces, es una idea falsa. El límite del conocimiento humano está  establecido por las impresiones.

Tipos de conocimiento:   Distingue dos tipos de conocimiento:

        Relaciones de ideas: en este tipo de conocimiento, no hace falta recurrir a la experiencia. Se alcanza mediante la razón. Es fruto de la actividad del pensamiento, propio de las matemáticas, geometría, lógica. Son verdades evidentes con independencia de lo que ocurra en el universo (“El triángulo tiene tres ángulos”, “El todo es mayor que las partes”, etc. siempre serían verdad, aunque no existiera ningún triángulo en la realidad. Afirmar que son falsas nos haría incurrir en una contradicción).

1. Cuestiones de hecho: “El sol saldrá mañana” “El agua hierve a 100 grados” “Las nubes traen lluvia”. La verdad de estas afirmaciones se obtiene de la observación directa o de la memoria. Las ciencias que utilizan estos juicios son las ciencias naturales o físicas, que se basan en la inducción y en la relación causa-efecto. Hume entiende que la verdad de las cuestiones de hecho es sólo probable. Las ciencias de la naturaleza tratan de obtener juicios y leyes universales a partir de la experiencia de un determinado número de casos, pero estas experiencias no podrían asegurar predecir el futuro con certeza.

 

Las leyes generales de la ciencia pretenden llevar a cabo una predicción de futuro, basándose en cómo han sido las cosas en el pasado. Hume sostiene que estas predicciones son producto de la costumbre; ésta permite afirmar que de un determinado  hecho se va a derivar otro, porque en el pasado ha ocurrido así. Fruto de la costumbre se genera la creencia,  el convencimiento de que el futuro será igual que el pasado. La principal creencia, que se encuentra en la base de todas las ciencias consiste en suponer que la naturaleza se comporta de forma uniforme. Pero del futuro sólo se pueden manejar suposiciones o probabilidades, no certeza. Por lo tanto, la verdad científica, basada en conocimiento de hechos, es solamente probable.

El análisis de Hume convierte a la física (y a todas las ciencias que versan sobre la naturaleza) en una ciencia que no nos proporciona certezas absolutas y definitivas. Este hecho fue muy mal acogido por la mayoría de los científicos y filósofos de su época.

Críticas:

        Crítica  del  principio de causalidad: Se centra en la idea de causa. Decir que  A es causa de B implica suponer que hay una conexión necesaria  entre ambos acontecimientos: cuando ocurra la causa A en el presente, ocurrirá el efecto B en el futuro. Para Hume lo único que se observa es la constatación de dos hechos que ocurren sucesivamente, pero en ningún caso se encontrará la impresión de una conexión necesaria entre los dos hechos. La relación de causa y efecto no se da en la realidad, sino que es una construcción de la mente, producto de la costumbre y sólo existe en ella. No se puede inferir de dos hechos una conexión causal. (El texto a comentar se basa en este aparatado).

       Critica también,, las ideas racionalistas de sustancia material (res extensa), la sustancia pensante (res cogitans – el yo) y la sustancia divina (res divina – Dios). Sobre la sustancia extensa, material afirma que de lo único que hay conocimiento es de las impresiones particulares, no hay mundo ajeno al sujeto que conoce y recibe esas impresiones; la sustancia pensante, el yo, es un engaño de la memoria. Lo único que hay es un conjunto de impresiones, no hay algo al margen de éstas; y con respecto a la existencia de Dios, considera imposible demostrar si existe o no existe, puesto que no poseemos ninguna impresión que dé lugar a dicha idea. Lo que equivale a decir que es incognoscible.

De este modo, nuestro autor se ve abocado al escepticismo; aunque este escepticismo de Hume no intenta paralizar la investigación científica, sino que es un ejercicio de crítica y de lucha contra los dogmatismos.

ÉTICA

Considera que, tampoco, en ética la razón es lo determinante, en ella no reside el origen de los juicios morales, si una conducta es buena o mala. La moral no es obra de la razón, sino que se fundamenta en el “sentimiento”: el sentimiento de “placer” y “dolor”. Dicho de otro modo: al formular un juicio sobre el valor moral de una acción, no hacemos sino expresar nuestros sentimientos de agrado o desagrado hacia esa acción. Esta manera de comprender la moral recibe el nombre de emotivismo moral.

Que la moralidad existe es considerado por Hume como una cuestión de hecho: todo el mundo  hace distinciones morales. Cada uno de nosotros se ve afectado por consideraciones sobre lo bueno y lo malo. Los hechos no son en sí mismos buenos o malos. El origen de la valoración hay que buscarlo no en el hecho, por ejemplo un asesinato, sino en el sujeto, en el sentimiento que éste experimenta. Ante un hecho tenemos impresión de agrado o desagrado, de aprobación o rechazo, que no procede de fuera, sino que surge espontáneamente en nosotros mismos. Ahí está la raíz del sentimiento moral. Según el sentimiento de agrado o desagrado, formulamos  juicios morales y calificamos los hechos como buenos o malos.

Por otra parte, da por supuesto que, al ser la naturaleza común, los demás hombres tendrán las  mismas percepciones que yo y los mismos sentimientos. Hume llama a esta capacidad simpatía, una especie de acuerdo en juzgar las acciones. Ésta es la que me hace comprender a los demás hombres. Sus acciones me producen sentimientos agradables o desagradables, por lo que los juzgo como buenos o malos. Esta capacidad para ponernos en el lugar del otro y la tendencia natural nos encaminan a realizar actos de benevolencia.

 

POLÍTICA

Políticamente es utilitarista. Para los seres humanos es más provechoso vivir en comunidad, que la libertad y la independencia individuales. Su doctrina política se apoyó principalmente en  la utilidad, ya que consideró que las leyes sociales eran válidas, mientras protegiesen los intereses y el disfrute de los individuos. Es decir, las instituciones sociales y el estado no derivan su legitimidad de la naturaleza de la sociedad, que sean lo que son por naturaleza, sino que la derivan de una convención. La base de esta convención radica en la utilidad que las instituciones reportan a la sociedad, al margen de la cual no tendrían sentido.

 

 

 

Ahora trata de hacer tu propio mapa mental. Aquí tienes dos ejemplos sacados de Google imges:

Este segundo es algo más simple:

Para terminar, echa un vistazo a lo siguiente: